EL ENTORNO
Fotos: Jesús Municio
Prádena es un pequeño pueblo de unos 600 habitantes situado en la falda de la cortina montañosa de Somosierra poniendo en comunicación a esta parte de la provincia de Segovia con la Comunidad de Madrid.
Fotos: Jesús Municio
Se trata de una localidad cuyo subsuelo está recorrido por cuevas con preciosas formaciones de estalactitas y estalagmitas, con restos prehistóricos. Allí se encuentra la Cueva de Los Enebralejos, que contiene un singular yacimiento correspondiente a la época Calcolítica, en el inicio de la Edad de los Metales. En dicha caverna de carácter cárstico se concentran numerosas manifestaciones pictóricas y grabadas en sus paredes. En la actualidad se puede visitar junto con un Parque Arqueológico enclavado en el exterior de la cueva, donde se reproduce un poblado prehistórico de inicio de la Edad de los Metales.
Pero también por su término se sabe que existen vestigios de época romana y visigoda, así como un buen número de despoblados: Peña Corva, Pradenilla, El Villar y Matandrino (la primera referencia a esta población se remonta al s.XV en la que aparece citado como Mata Endrino. Posteriormente renombrado como Matandrino, alcanzó una población de unos 40 habitantes alrededor de 1950. Matandrino era considerado un barrio de Prádena junto a Pradenilla, Peña Corva y el Villar. Matandrino era el mayor de todos ellos, contando con nueve viviendas acompañadas de diversos corrales. Desgraciadamente, la falta de luz, agua corriente y servicios básicos hizo que poco a poco los vecinos se fueran trasladado a vivir a núcleos mayores como la cercana Prádena o Madrid).
El nombre de Prádena, no es más que un derivado de la palabra prado o prader y se sabe que fue el primer lugar escogido por el rey Felipe V para edificar lo que luego sería el palacio y jardines de La Granja.
La ganadería fue fuente de ingresos de la población junto a la agricultura, ya que se enclava en un pequeño valle en el que se cultiva trigo y cebada principalmente.
El barrio siempre fue dependiente de Prádena, donde los vecinos realizaban las compras, asistían a la escuela, al médico o acudían al baile de los domingos.
A finales del siglo XIV Prádena era cabeza del Ochavo de su nombre, formando parte de la Villa y Tierra de Sepúlveda, siendo distinguida por Isabel la Católica al haberse mantenido fiel a su corona en el enfrentamiento civil contra las tropas de su hermanastra Juana la Beltraneja. En el siglo XIV el rey Fernando IV concede a Prádena, la propiedad de terrenos en la sierra y un real privilegio que prohibía pastar a cualquier ganado foráneo.
Fotos: Jesús Municio
Durante el siglo XV, Prádena fue famosa por la producción de lana de sus ovejas y por sus telares y batanes. Por su condición de pueblo ganadero sus habitantes ejercieron la trashumancia, usando para ello la próxima Cañada Real Segovia-Soria que pasa por sus terrenos.
Fotos: Jesús Municio
La iglesia parroquial de Prádena se dedica a San Martín de Tours, cuya monumental fábrica de excelente cantería se edificó a finales del siglo XVIII. Su planta es de cruz latina y recuerda a la arquitectura escurialense. Dentro de ella sobresale su retablo mayor y su buena colección de orfebrería y objetos litúrgicos. A la salida del pueblo también podemos contemplar la ermita de san Roque.
Fotos: Jesús Municio
Fotos: Jesús Municio
En los entornos de Prádena se localiza uno de los acebales (bosquete de acebos) más meridionales de esta parte de la península, así como uno de los más llamativos enebrales (bosque de enebros o sabinas) con ejemplares de buen porte.
Se trata de un pueblo con casas concentradas respecto a un núcleo donde se encuentran la Iglesia Parroquial, el Ayuntamiento y todos los servicios básicos (farmacia, supermercado, bares y restaurantes, panadería,...).